¿Qué hay de verdad en tantas leyendas negras de la Iglesia?

El ideal o el proyecto más noble
puede ser objeto de burla
o de ridiculizaciones fáciles.
Para eso no se necesita
la menor inteligencia.

Alexander Kuprin

La historia de las misiones

—Hay bastantes movimientos críticos contra el modo en que se desarrollaron las misiones. Parece que la Iglesia lleva con esto un lastre importante.

Pienso que ha habido con esto muchos juicios sumarios y apresurados que no responden a la verdad de la historia. No pretendo disculpar los fallos, grandes o pequeños, que seguro que habrá habido a lo largo de todos estos siglos de trabajo en las misiones de tantísimas personas en tantísimos lugares del mundo. Pero hay cada vez más estudios históricos serios sobre este tema, y las nuevas investigaciones dejan al descubierto que la fe, y la propia Iglesia, realizaron una gran tarea de servicio y de protección de las personas y de la cultura frente al impulso de aplastamiento que muchas veces tuvieron los conquistadores o las potencias coloniales.

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¿Una institución opresiva y anticuada?

La sátira
es una crítica que, casi siempre,
se transforma en disculpa.

Eduardo Terrasa

Falta de pluralismo

—Algunos afirman que en la Iglesia hay poco pluralismo, porque se quita de sus puestos a quienes manifiestan honrada y sinceramente su disconformidad con la doctrina oficial.

No dudo que las personas que han sido sancionadas por ese motivo hayan llegado de forma sincera a esas opiniones que se apartan del Magisterio de la Iglesia. Y tampoco dudo que las defiendan con honradez. Lo que parece poco honrado es que quieran continuar enseñando esas opiniones no católicas en las iglesias, aulas o catequesis de la Iglesia católica.

Un hombre que se ganara la vida como representante de una empresa, una fundación, un partido político, un sindicato, o cualquier otra organización, puede honradamente cambiar de opinión y hacerse sinceramente seguidor de otra empresa, partido o sindicato, y pasar entonces a defender rectamente otras ideas. Lo que no sería nada honrado ni recto es que quisiera seguir como representante de uno apoyando la política de otro (y además cobrando su sueldo de aquel a quien ataca). Cuando la Iglesia católica retira a alguien el permiso para enseñar en su nombre no hace más que aplicar el sentido común. Continuar leyendo “¿Una institución opresiva y anticuada?”

20. ¿Por qué no se escucha más a la Iglesia?

Muchos creen
que discrepan de los demás
y lo que pasa es que no tienen valor
para hablar unos con otros.

John Henry Newman

¿Con qué derecho habla la Iglesia?

—¿Y qué dirías a los que piensan que la Iglesia no tiene derecho a decir cuál es esa ley natural?

En primer lugar les diría que la Iglesia goza de libertad de expresión, como cualquier otra persona o instancia social. Todos tienen derecho a manifestarse libremente en una sociedad democrática. Por tanto, es perfectamente legítimo que la Iglesia hable con libertad sobre lo que considera bueno o malo, como lo hacen los gobiernos, los sindicatos, las asociaciones que defienden la naturaleza, y como lo hace todo el mundo. Continuar leyendo “20. ¿Por qué no se escucha más a la Iglesia?”

24. ¿La fe católica no es demasiado exigente?

Nunca sabe un hombre
de lo que es capaz
hasta que lo intenta.

Charles Dickens

No somos héroes

Quizá recuerdes aquella gran película protagonizada por Orson Welles que se titula “El tercer hombre”.

Una gran noria gira lentamente sobre los tejados de una Viena de posguerra, bombardeada y ocupada por las fuerzas internacionales, mientras debajo, como puntos lejanos, unos niños se entretienen en sus juegos.

El protagonista de la película es un adulterador de penicilina sin escrúpulos. Desde lo alto de la noria, su amigo le pregunta si ha llegado a ver personalmente la desgracia de alguna de sus víctimas, y este le contesta cínicamente: «No me resulta agradable hablar de eso. ¿Víctimas? ¡No seas melodramático! Mira ahí abajo: ¿sentirías compasión por algunos puntitos negros si dejaran de moverse? ¿Si te ofrecieran veinte mil dólares por cada puntito que se parara, me dirías que me guardase mi dinero…, o empezarías a calcular los puntitos que serías capaz de parar tú? Y… libre de impuestos. ¡Libre de impuestos! Hoy es la única manera de ganar dinero…».

«Antes creías en Dios», le recordó su amigo.

El protagonista reflexionó un momento y dijo: «¡Y sigo creyendo en Dios, amigo! Creo en Dios y en su misericordia; pero creo que los muertos están mejor que nosotros: ¡para lo que han dejado aquí…!». Continuar leyendo “24. ¿La fe católica no es demasiado exigente?”