El voluntarismo es un error en la educación de la voluntad. No es un exceso de fuerza de voluntad, sino una enfermedad –entre las muchas posibles– de la voluntad.
Una enfermedad, además, que a todos nos afecta en alguna faceta o en algún momento de nuestra vida. Porque, al pensar en el voluntarismo, quizá imaginamos una persona tensa y agarrotada, y ciertamente las hay, y no pocas, pero eso no quita que el voluntarismo es algo que, de una manera o de otra, en unas circunstancia u otras, nos concierne a todos.
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