Caso práctico de Educación en la fe nº 6

SITUACIÓN:

Luis tiene 18 años y ha empezado este año la universidad. En los primeros días de clase todo es nuevo para él, y a su vuelta en casa no para de contar cosas. Después de unas semanas, ya toda la familia sabe bastante sobre cada uno de sus profesores.

Un día llega de clase bastante impresionado por un profesor que, según explica, “hoy de nuevo ha puesto a la Iglesia como una institución autoritaria, corrompida y llena de intereses torcidos”. Luis quiere contarlo como sin darle casi importancia, pero se ve que le ha hecho mella. “Este profesor –continúa– es de los que achacan a los curas y frailes todos los males habidos y por haber a lo largo de la historia y en todo el mundo. Esta vez ha estado media hora hablando de control de las conciencias, ideología al servicio del poder, comeduras de coco, dominio ideológico de la ciencia…, y, cómo no, tuvo que salir lo de Galileo, con las torturas por parte de la Inquisición medieval y su muerte en la hoguera por decir que el mundo era redondo.”

Su padre está un poco preocupado. Sintió tener que irse pronto, pero tenía una reunión importante a primera hora de la tarde. Por la noche lo comenta con su mujer: “Tenemos que preocuparnos de la formación de este chico. Un profesor así hace más mella de lo que parece”.

 

OBJETIVO:

Pensar con profundidad sobre estos temas.

 

MEDIOS:

Que Luis desarrolle su sentido crítico y sepa enjuiciar con acierto estas cuestiones.

 

MOTIVACIÓN:

A Luis le gusta hablar y debatir, igual que a su padre. Hace tiempo toda la familia decidió ver menos la televisión –nunca durante las comidas–, y desde entonces hablan bastante. Han ido aprendiendo a tratarse cada vez con más respeto por la opinión del otro y con más esfuerzo en escuchar.

El padre de Luis pensó que tenía que sacar el tema y hablarlo con calma, pero enseguida se dio cuenta de que le faltaban argumentos: unos porque la memoria le fallaba, y otros porque… –ahora se daba cuenta– en realidad nunca los tuvo.

De entrada, le sonaba que Galileo no murió en la hoguera, pero no estaba seguro. Tenía que documentarse un poco. Enseguida pensó en un compañero de la oficina con el que había hablado varias veces. Les unía cierta amistad: “He visto que Roberto sabe mucho sobre estas cosas, y sobre todo, veo que es una persona abierta y de fiar”.

 

HISTORIA:

La conversación con Roberto tuvo lugar aquel mismo día. Tomaron un café al salir del trabajo. Sólo pudieron hablar diez minutos, pero fueron suficientes para enterarse de que efectivamente Galileo no murió en la hoguera. Pero es que, además, resulta que tampoco fue torturado; ni estuvo en la cárcel; ni pudo ser condenado por la Inquisición medieval, pues vivió en el siglo XVII; ni discutió con nadie que el mundo fuera redondo, pues eso era evidente desde el viaje de Magallanes, más de cien años antes. Realmente asombroso.

Aquella noche Luis vio que su padre se había comprado un par de libros sobre el tema. “Le ha dado fuerte”, pensó su hijo. Además, se fijó en que después de cenar se puso a buscar más datos en internet. Se acercó y vio que eran páginas con información sobre fundamentos de la fe cristiana. Enseguida se unió a la búsqueda con su padre. A Luis siempre le había entusiasmado el hecho de que en la red hubiera cosas tan variadas, pero nunca pensó que internet ofreciera también esas cosas, y estaba claro que las había.

 

RESULTADO:

Aquel día aprendieron mucho. Pero, sobre todo, se les metió el gusanillo del deseo de saber más. Siempre han sido muy organizados, así que hicieron una lista de temas y acordaron dividirse el trabajo. Tenían que documentarse cada uno y luego comentarlo en una tertulia familiar. De esta manera se implicaron todos, encontraron información abundante y enseguida se hicieron una idea más clara de lo que había sido realmente la historia de la Iglesia. Era una historia de santidades en medio de miserias humanas, algunas en su mismo seno. Una institución que había mantenido su doctrina en medio de la compleja historia humana y pese a sufrir grandes presiones para que adaptara esa doctrina al gusto de la época (no era cosa sólo de nuestros días). Y saltaba a la vista que todo eso habría sido imposible sin una especial asistencia de Dios. Les asombraba ver cómo la Iglesia se había mantenido a lo largo de los siglos, ante constantes intentos de apoderarse de ella, someterla, desfigurarla o simplemente destruirla; y esa resistencia tampoco tenía explicación humana. Se dieron cuenta también que en las civilizaciones cristianas es donde más había progresado la ciencia. Llegaron a la conclusión de que la historia de la Iglesia es muy interesante, y que además conocerla bien es de gran ayuda para la fe.