0. Casos prácticos de fe y moral

Este conjunto de casos prácticos está elaborado por Julio de la Vega-Hazas, y está pensado para utilizarse como material de apoyo para charlas o clases sobre doctrina y moral católica. En cada uno de los 36 casos hay un relato que sirve como exposición inicial del caso, una relación de preguntas que se formulan para marcar posibles líneas de explicación a raíz de esa situación, y finalmente un comentario que puede resultar de utilidad para orientar las respuestas a esas preguntas o a otras que se planteen.

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1. Existencia de Dios

Exposición del caso: A finales del verano, la madre de Margarita le preguntó a ésta si le parecía bien que alojaran durante el curso a una estudiante extranjera de su edad, 18 años, participante de un programa europeo de estudios. En su habitación quedaba libre una cama desde que en mayo se casó la hermana mayor. A Margarita le hizo ilusión y contestó afirmativamente.

Casi un mes más tarde llegó Bárbara. Pronto comprobó Margarita que se ajustaba bastante a la idea que se había figurado de antemano: era metódica, ordenada —”de otra galaxia”, comentaba Margarita a sus amigas—, educada, correcta, y fría. De sí misma no decía casi nada. Margarita pensaba que seguramente era protestante, y que de momento convenía no hablar de religión para no molestar, aunque de vez en cuando decía a su madre: “a ésta la acabamos convirtiendo, mamá”. Por otra parte, no todo eran virtudes en Bárbara: solía llegar tarde los viernes por la noche y, aunque iba directamente a acostarse sin decir nada, Margarita se daba cuenta de que había bebido más de la cuenta. Continuar leyendo “1. Existencia de Dios”

2. La Revelación sobrenatural

Exposición del caso: Aunque normalmente se limitaba a mirar las fotografías y poco más, a Eduardo no se le escapaba que el semanario que compraba su padre “no se llevaba muy bien” con la Iglesia: con frecuencia aprovechaba cualquier motivo para atacar la doctrina y la jerarquía. A su madre —mujer piadosa y más culta de lo que parecía—, no le gustaba, pero su padre decía que aunque ese aspecto no le agradaba, era el semanario que mejor informaba y que, además, “no hay otra cosa”.

Un día, hojeando la revista, reparó en una foto en color que presentaba a unos padres jóvenes sonriendo con un hermoso bebé en brazos. Era un “niño-probeta”. Eduardo sintió curiosidad por el asunto, y leyó el artículo. Daba algunas estadísticas y noticias sobre tratamientos contra la infertilidad, y al final, tras aludir a la alegría que llevaba a los hogares, comentaba que no se explica cómo la Iglesia Católica no permite la fecundación “in vitro” y otras técnicas, cerrando la puerta de la felicidad para tantas parejas. Hacía referencia a la disociación entre la Iglesia (que se había anclado en el pasado) y el mundo actual, y juzgaba que si no quería “perder el tren de la vida” y automarginarse, la Iglesia tenía que adaptarse, revisando su “catálogo de prohibiciones”. Varias páginas más adelante, se volvía a arremeter contra la doctrina católica en términos parecidos, esta vez a propósito del control de la población. La foto en este caso recogía a unos indígenas muy escuálidos, de cara inexpresiva. Continuar leyendo “2. La Revelación sobrenatural”

3. La fe

Exposición del caso: Gonzalo atiende semanalmente una catequesis para niños pequeños en un barrio extremo de su ciudad. El número de asistentes, afortunadamente, va creciendo, y con él la necesidad de más catequistas. Consciente de ello, Gonzalo decide proponer a uno de su clase, Antonio, que colabore con esta labor.

Explicando en qué consiste la catequesis, Gonzalo, para animar a su amigo, le cuenta que por esa barriada han aparecido recientemente miembros de una secta, al parecer bien preparados y con abundantes medios, que están consiguiendo atraer a más de uno. —”¡Fíjate, qué desastre!”, apostilla. —”¿Qué desastre? ¿Por qué? Si les sirve…” —”¿Cómo que si les sirve?” —”Pues sí. Si están convencidos de lo suyo, y les sirve para hacer el bien y rezar y pensar en los demás y todo eso, pues yo no lo veo tan mal”. —”¡Pero cómo va a estar bien eso, si es mentira!”. —”Vaya, no pensarás que tienes el monopolio de la verdad tú solo”. Gonzalo insistió: —”¡Pero…, cómo va a ser verdad eso! Si les viene todo de un americano, que seguro que estaba «grillado»”. —”Lo mismo pensarán ellos de ti. Y tú sacas tu Biblia y tus demostraciones. Y ellos sacan la suya, y sus demostraciones. Y si a alguien le parece más convincente lo tuyo, se apunta a lo tuyo. Y si les convence más lo de ellos, pues se apuntará a ellos”. Continuar leyendo “3. La fe”

4. La naturaleza de Dios

Exposición del caso: Aunque dentro de la programación televisiva no son los informativos lo que más atrae a José Luis, viendo un sábado la televisión se encontró con un programa de reportajes extensos sobre temas de actualidad, y despertó su interés. Los reportajes pasaron revista a un par de zonas conflictivas del mundo, y desfilaron crudas imágenes de un panorama desolador: hambre, guerras, asesinatos, refugiados sin hogar, destrucciones, odios. José Luis quedó impresionado; tanto, que le costó conciliar el sueño, y aquella noche tuvo pesadillas.

Al día siguiente, domingo, fue a Misa a su parroquia. El Evangelio que tocaba leer invitaba al abandono en la providencia divina. En la homilía, el sacerdote habló de la inmensa bondad divina, y de la providencia de Dios, que cuida de sus hijos, de forma que busca su bien en todo, y nada sucede sin que Dios lo quiera o lo permita. Interiormente, José Luis protestaba al oír aquello, comparándolo con lo que había visto el día anterior. Casi le parecía un cruel sarcasmo: ¿cómo se puede ser bueno y poderoso, y permitir que pasen esas cosas? Incluso pasó por su cabeza la idea, que había oído alguna vez, de que Dios se haya desentendido del mundo una vez creado, dejándolo a su suerte; pero sabía que no eran católicos los que pregonaban eso, y no quiso darlo por bueno. Continuar leyendo “4. La naturaleza de Dios”

5. La Santísima Trinidad

Exposición del caso: Al comenzar un nuevo curso, Covadonga —tiene 16 años— encuentra que la profesora de religión es nueva. Pronto descubren las alumnas que es una joven inexperta —está dando sus primeros pasos en la docencia—, que todavía no sabe controlar bien la clase, se pone nerviosa con facilidad y no parece sentirse muy segura. Un día, después de comer en el colegio, Covadonga se reúne con sus amigas y sale en la conversación la profesora nueva. Animándose unas a otras, deciden entre todas montar en la próxima clase de religión —esa misma tarde— lo que llaman “un vacile”, a fin de intentar sacar de quicio a la profesora.

El tema de la clase de religión de ese día era la relación fe-razón. Cuando la profesora dijo que no hay nada en la fe que contradiga a la razón, empezó la contestación. Fue Covadonga la que interrumpió: —”¿Cómo que no?” —”Como que no…” —”¿Ah, no? ¿Y la Trinidad, qué?” —”La Trinidad divina es un misterio que supera la razón, pero no la contradice”. Fue otra voz la que interrumpió esta vez: —”Pero, oiga: ¿cómo no va a ser una contradicción ser a la vez uno y tres?” —”Lo sería si se aplicara a lo mismo: pero es un sólo Dios, y tres personas”. —”Pues es lo mismo, ¿no? —terció otra—: yo soy un ser humano y una persona; es impensable que en mi ser humano hubiera tres personas como yo”. —”¡Ay, no, por favor!”, se oyó una voz, seguida de una risa generalizada. —”¡Callaos! —dijo la profesora—. Parece mentira que os podáis tomar así a la ligera algo tan importante de la fe y la vida cristiana”. —”Oiga —saltó otra—, pero el otro día dijo que el ser de Dios era simple y sin partes, y que a eso se llegaba por la razón. Pues si hay tres personas tendrán que tener alguna cosa que las diferencie, ¿no?” —”Es que sólo se diferencian precisamente en ser personas distintas —contestó la profesora—. Bueno, esto es bastante difícil de explicar, y no hay tiempo para eso ahora”. Otra de las alumnas intervino: —”Pero si se puede explicar…, entonces no es un misterio”. —”Se puede dar una explicación para ver que no es un absurdo, pero se sigue sin entender cómo es eso”. —”Oiga, ¿puedo preguntar una cosa?”, dijo otra alumna. —”A ver…” —”¿Sale en alguna parte del Evangelio que hay tres personas en Dios?” —”De manera tan explícita no, pero sí que sale”. —”¿Y por qué no de manera explícita?” —”Mira —contestó la profesora, que a estas alturas ya estaba a punto de perder la paciencia—, yo no he escrito los Evangelios. Si está como está será por algo; a lo mejor es para que se vayan dando cuenta poco a poco cabezas tan duras como las vuestras”. Se oyó una nueva voz: —”Pero si no está tan claro a lo mejor no pasa nada por creerlo o no creerlo…”. Ahí acabó la paciencia de la profesora. Empezó a decir lo que le podría pasar a la siguiente que dijera una estupidez, y siguió con cosas como que esa clase merecería estar en “educación especial”, que si continuaban así no iban a hacer nada de provecho en la vida, etc. Estando así, sonó el timbre anunciando el final. Covadonga y sus amigas salieron sonrientes, por haber logrado lo que querían: sabotear la clase. Continuar leyendo “5. La Santísima Trinidad”

6. La creación

Exposición del caso: Las conferencias no eran precisamente lo que más atraía a Paz, pero cuando en el tablón de anuncios del centro público donde estudiaba el bachillerato vio que se anunciaba una sobre “Las respuestas del feminismo”, decidió asistir. Tenía motivos para ello. Desde siempre, sus dos hermanos mayores se habían aprovechado de lo fácil que era hacerla rabiar para divertirse a su costa, de distintos modos conforme aumentaban sus edades. Todavía recordaba —con el consiguiente enfado— los últimos comentarios de este tipo, con expresiones como “¡Bah!, las mujeres estáis locas”, “pues diles a esas histéricas de amigas tuyas…”, y otras por el estilo. Se quejaba, además, de que eran unos señoritos que nunca echaban una mano en su casa, al contrario que ella, pero sus padres no parecían hacer mucho caso de sus quejas. Además, esa misma mañana una amiga suya le había comentado que había dejado de salir con el chico con el que salía porque —así lo decía— “ésos sólo buscan aprovecharse”. Total, que se encontró ese anuncio justo cuando pensaba que estaba harta de todo eso.

Se había imaginado a la conferenciante con atuendo de “rockera” y gritando más que hablando. No fue así: encontró que era una mujer vestida con elegancia y de voz suave. Empezó haciendo un repaso histórico sobre una sociedad “machista” que marginaba a una mujer dominada, incluso en nuestros días. Hasta aquí, Paz escuchó lo que esperaba oír; lo novedoso vino después. Buscando la razón de fondo de esa situación, indicó que, yendo al fundamento último, había que encontrar éste en “un desequilibrio en la evolución de las especies superiores, que se pone particularmente de manifiesto en la más evolucionada, el “homo sapiens”. Explicó que se ponía de manifiesto más claramente en aspectos como una fuerza física inferior y la “carga completa, o casi, sobre la descendencia, tanto en la gestación como en la crianza”. Siguió diciendo que esto suponía claramente una injusticia, pero que no tenía sentido buscar culpables, pues no se podía culpar a “que la combinatoria del azar haya encontrado esa línea evolutiva”, ni siquiera a “los humanos, que no podían dejar de actuar como lo hicieron pues el comportamiento de cada cual debía ser necesariamente reflejo de su dotación instintiva”. No se trataba de sentenciar pasadas culpas, sino de remediar la situación, creando una sociedad nueva. “Es cierto —puntualizó la conferenciante— que últimamente se han producido avances, pues la moderna tecnología proporciona medios para superar en buena parte la inferioridad en la fuerza física, y el reconocimiento de derechos como el aborto permite por fin a la mujer la disposición absoluta sobre su propio cuerpo, y por tanto sobre su vida, derecho del que injustamente había sido alienada, pero no puede considerarse suficiente por cuanto sólo resuelve parte del problema y son avances reversibles”. Era necesaria —añadió— una solución completa e irreversible, “que debe pasar necesariamente por un cambio en la constitución misma del ser humano; es decir, un cambio en la naturaleza del homo sapiens, que se vislumbra como posible merced a los avances de la ingeniería genética, cuyos primeros pasos estamos siguiendo”. Reconoció que “aún es pronto para perfilar al detalle el resultado apetecido”, pero que “hay varias líneas investigativas, de diverso alcance, cuyos objetivos van desde la liberación de la carga gestatoria hasta una equiparación corporal que obligaría a redefinir la sexualidad y presentar una diversidad de alternativas dentro de ésta”. Continuar leyendo “6. La creación”

7. Elevación y caída del ángel y el hombre

Exposición del caso: Los padres de Rosa eran muy distintos. Su madre era una mujer que se preocupaba por cualquier cosa y se agobiaba con facilidad. Su padre era un hombre muy seguro de sí mismo. Si su madre siempre insistía en que tuviera cuidado con esto y aquello, su padre le decía frecuentemente que ella podría llegar a donde quisiera llegar en la vida, y que sólo dependía de ella. Rosa, que era la hija mayor, en carácter había salido a su padre. Era muy voluntariosa, con pundonor y ambición. Sacaba las mejores notas en todas las asignaturas, y, aunque exteriormente apenas se notara, reaccionaba con cierta rabia ante un fallo o una nota algo inferior, que le hacía redoblar sus esfuerzos. Rosa quería a los dos, pero su admiración se dirigía sólo a su padre.

Un día llegó una fatal noticia: el padre de Rosa había fallecido en accidente de tráfico. No había culpables: un camión había roto sus frenos y no pudo evitar el arrollar al turismo donde viajaba su padre. Al dolor por la pérdida se sumaba en Rosa un sentimiento de impotencia, que quedó algo solapado por la necesidad urgente de consolar a su madre. Ésta, cuando veía a Rosa, no hacía más que decir —”¡Ay, hija! ¿Y qué será ahora de nosotros?” —”No te preocupes, mamá, saldremos adelante”, era la contestación de Rosa a su madre, pero también se lo decía a ella misma, pensando que tenía que ocupar el puesto que dejaba su padre. Pasaban los días, y esta situación no cambiaba. Continuar leyendo “7. Elevación y caída del ángel y el hombre”

8. Jesucristo

Exposición del caso: Al poco de cumplir 16 años, Javier vio cómo todo se le venía abajo. Su padre, a quien él veía como un próspero hombre de negocios, era encarcelado a raíz de una sentencia por múltiple fraude; se enteró de repente, pues le habían estado ocultando el procedimiento judicial. Para resarcir a los acreedores, habían embargado sus pertenencias. De la amplia casa céntrica donde vivían, tuvo que trasladarse con su madre —era hijo único— a un apartamento pequeño de alquiler en una barriada periférica. Cambió de repente el colegio privado donde estudiaba por un instituto en la nueva zona; lo motivaba la imposibilidad de pagar el colegio, pero hubiera cambiado de todos modos a otro centro docente donde él no fuera conocido, ni, por lo tanto, su situación. Se les cerraron las puertas de sus familiares, y, sin ayuda, su madre tuvo que trabajar en lo que podía encontrar para salir adelante. A Javier, el nuevo ambiente escolar se le antojaba hostil, y se sentía abatido y solo.

En esta situación, al abrir el buzón de su nueva casa, Javier encontró una revista. Se titulaba “Camino, verdad y vida”. Era poco frecuente encontrar en el buzón algo distinto a alguna hoja publicitaria, y Javier lo leyó con avidez. Desde el principio se veía que era de carácter religioso. En los artículos, fueran comentarios de actualidad o reflexiones, la conclusión era que siguiendo a Jesucristo y haciendo caso del Evangelio se transformaba para bien la persona y la sociedad. Javier se dio cuenta de que no parecía proceder de ninguna institución católica, pero no contradecía lo que le habían enseñado siempre. Invitaban a asistir a un “oficio religioso” el sábado por la tarde, y la dirección que daban resultó estar cerca de su nueva casa. Sin nada pensado que hacer el sábado, y con una mezcla de curiosidad y ganas de “probar a ver”, decidió asistir. Continuar leyendo “8. Jesucristo”

9. La Redención (Pasión, Resurrección, Ascensión)

Exposición del caso: Marisol, a sus 16 años, es una chica que parece más preocupada por las injusticias que hay en el mundo que por cumplir sus propios deberes. Tiene un carácter exaltado, que se convierte en bastante explosivo cuando la regañan y piensa que es injusto. Esto no quiere decir que sea egoísta: sale también apasionadamente en defensa de los demás cuando le parece que han sido injustamente tratados. Sus padres han trabajado mucho para sacar la familia adelante, y están agotados. Marisol no parece darse cuenta de ello: más bien los valora como personas conformistas y apáticas, sin personalidad. En cambio, ve como todo lo contrario a su profesora de Historia del instituto. Tiene ésta la misma edad que su madre y es soltera. Explicando su materia solía hablar con bastante énfasis de la opresión de las clases trabajadoras, y con frecuencia se desviaba del tema y, en un tono propio de mitin, hablaba de los marginados y los oprimidos, echando en cara al alumnado su individualismo y falta de compromiso con los desfavorecidos. Por eso sus alumnos le habían puesto un mote: “la pasionaria”.

A Marisol le parecía injusta esta situación, y desde el principio se puso al lado de la profesora. Más aún, la simpatía pasó pronto a convertirse en admiración: la veía como una inconformista a favor de una causa justa, y que era capaz de luchar contra todo el mundo por lo que veía justo. En una palabra, la idealizó. Con cualquier motivo, buscaba su trato. Empezó preguntándole dudas a la salida de clase, y siguió con conversaciones en la cafetería de la esquina más próxima al instituto. Continuar leyendo “9. La Redención (Pasión, Resurrección, Ascensión)”