Un adversario que siempre nos gana, con quien nos resulta imposible competir, puede resultar frustrante. Pero no tener competencia es casi peor. No puede decirse que tener adversarios y competencia sea siempre malo. Es más, muchos piensan que puede ser positivo. No es que haya que buscarlos constantemente, pero que existan puede llegar a ser una ayuda, curiosamente.
Tener contendientes cercanos puede ser de lo más estimulante para mejorar. Nos ayuda a mantener una sana tensión, a trabajar con más rigor, a diferenciarnos de lo que dicen que somos, a innovar, a añadir valor a lo que hacemos.
Continuar leyendo “Alfonso Aguiló, “Un enemigo para ser mejor”, Hacer Familia nº 225, 1.XI.2012″