En las situaciones límite se conoce a fondo a las personas. Al doctor Nagai le llegó ese momento el 9 de agosto de 1945, cuando un B-29 norteamericano arrojó una bomba atómica sobre Nagasaki. Takashi Nagai era un joven y prestigioso radiólogo, muy enamorado de su mujer, con dos hijos pequeños y un apasionante trabajo centrado en sus alumnos y sus pacientes. Aquel día fatídico, casi todo aquello desapareció para él en un instante. Aún pudo vivir casi seis años más, luchando contra una grave leucemia, pero ya todo fue muy diferente. Durante ese tiempo atendió a muchos enfermos y escribió los primeros libros que intentaron describir científicamente las terribles consecuencias de la radiación nuclear.
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