Al principio no parecía un genio

George Harrinson, guitarrista solista de los Beatles.

Oyó tocar a un grupo, John Lennon y Paul McCartney y otro y le gustó. Quiso entrar.

—¿Me dejáis entrar en vuestro grupo? John Lennon, serio, le lleva a un concierto de guitarra clásica en un teatro de Liverpool.

—Cuando hagas una cosa así, entrarás.

No sabía tocar la guitarra. Compró una. Día y noche tocaba y ensayaba sin parar. “Le sangraban los dedos”.

Al cabo de un mes era uno más de los Beatles.