16. El sacramento del Bautismo

Exposición del caso: Lidia tiene 15 años. Su hermana mayor (diez años más que ella), se había casado hacía varios meses, y estaba a punto de dar a luz su primer hijo. Unas semanas después del parto, vienen invitados a comer a casa de Lidia la hermana de ésta y su marido. En la sobremesa, la madre les pregunta cuál va a ser la fecha del bautizo. Para asombro suyo, contestan que no lo van a bautizar. Dicen que van a dejar que su hijo decida libremente lo que quiere —si quiere bautizarse, no pondrán obstáculo alguno— cuando tenga edad para ello. Bautizarle —añaden— sería una coacción por su parte, sería “imponerle algo que tiene que elegir él”. La madre de Lidia intenta convencerles de que no ve coacción en ello, y Lidia misma les dice que ella no se siente coaccionada por haber sido bautizada de pequeña. Pero todos los intentos resultan inútiles. Al final, la madre pregunta qué pasaría si el niño se les muere, y contesta su hija diciendo que, aparte de que eso es improbable por lo sano que está, “Dios no va a condenar, ni nada parecido, a quien no ha podido hacer nada malo”.

Cuando el joven matrimonio se va, Lidia se queda hablando con su madre, a quien se ve intranquila. Después de repetir que no sabe “quién les ha podido enseñar esas ideas”, dice que eso no puede quedar así, y que a ese niño hay que bautizarlo como sea. Deciden las dos que lo mejor es llevar a bautizar al niño en la parroquia sin que se enteren sus padres, un día en que lo dejen a la custodia de su abuela, lo que es previsible que suceda. Lidia se ofrece a ir a la parroquia a enterarse, y sale de casa. Continuar leyendo “16. El sacramento del Bautismo”

17. El sacramento de la Confirmación

Exposición del caso: Santiago (16 años) es el “empollón” de su clase. Es muy cumplidor, y al parecer ha heredado de su padre, que es militar, un arraigado sentido del deber. Ha procurado tener buena preparación en todo —idiomas, entrenamiento deportivo, informática—, y no se ha dado cuenta de que a base de dedicar exhaustivamente todo su tiempo a sí mismo se ha hecho bastante egoísta. En todo caso, es muy celoso del empleo de su tiempo.

Un día, en el recreo del colegio, su amigo Juan le dice que acaba de inscribirse en una catequesis de confirmación en su parroquia —es la de los dos, pues viven cerca—, y le anima a hacer lo mismo. Santiago contesta que si es obligatorio confirmarse. Juan le dice que cree que “tanto como obligatorio, no, pero viene muy bien”, aunque no está muy seguro. Santiago replica que no ve en qué le puede venir tan bien, y que no ve diferencias entre quienes están confirmados y quienes no lo están, ni en ser mejores personas ni en ser más cumplidores con la Iglesia. Juan, consciente de que no tiene argumentos muy sólidos para convencer a su amigo, le propone que vaya a la parroquia y allí se entere bien, porque se lo explicarán mejor que él. Al final, Santiago se deja convencer, pero sólo de ir a la parroquia a informarse. Continuar leyendo “17. El sacramento de la Confirmación”

18. El sacramento de la Eucaristía

Exposición del caso: Un sábado por la tarde, Irene se despide de su amiga Clara para asistir a Misa. Clara le dice que se ha enterado que en una iglesia bastante cercana un sacerdote joven recién llegado había organizado una “Misa de la juventud” el domingo a las 11.30, y que podían esperar al día siguiente e ir juntas allí. Irene, tras dudar un poco, acepta.

Cuando llegan, al día siguiente, se encuentran a la puerta con Elvira, una compañera de colegio algo mayor. Charlan de cosas varias, y Elvira comenta lo que le ha costado levantarse a tiempo, con la “resaca que llevaba encima”, después de haber estado hasta altas horas de la noche en un local de las afueras “agitando el esqueleto” y tomando una combinación “explosiva” de diversas sustancias: “leche de pantera”, una pastilla de “éxtasis”, y alguna otra cosa menos fuerte. Irene y Clara se cruzan una mirada, pero no dicen nada. Elvira añade, dirigiéndose a Irene, que con lo “mona” que va llamará la atención. Irene, que para algunas cosas es un poco zafia, ha aprendido en su familia a ir particularmente bien vestida y arreglada para la Misa del domingo, y le parece bastante razonable. Repara entonces que, efectivamente, la gente que entra no va muy cuidada, pero no sabe qué contestar en ese momento, y no dice nada. Continuar leyendo “18. El sacramento de la Eucaristía”

19. El sacramento de la Penitencia

Exposición del caso: Blanca y Eva son amigas desde hace varios años; las dos están en la misma clase y tienen 16 años. Algún domingo han ido juntas a Misa, y Eva, al contrario que Blanca, no comulgaba nunca. Esto había dado pie a ésta para recomendar a su amiga que se confesara. Pero la respuesta era siempre más o menos la misma: —”¿Por qué le tengo yo que contar mis pecados a nadie? ¿No es Dios el que me tiene que perdonar? ¿Entonces por qué no le puedo pedir perdón directamente? Yo ya me entiendo con Él”. No conseguía que saliera de ese planteamiento. Si le decía, por ejemplo, que “si es un juicio, tiene que decirse la causa, ¿no?”, contestaba con un “Él ya lo sabe, y ya se lo digo yo”.

Un día una de sus compañeras de clase, conduciendo su ciclomotor, resultó atropellada por un coche, y tras estar tres días en coma, falleció. Este suceso produjo una gran conmoción en el colegio. Casi todas se confesaron en los días siguientes, incluidas algunas a las que hacía mucho tiempo que no se veía hacerlo. Blanca pensó que era una buena ocasión para volver a la carga con su amiga Eva. En un momento en que sólo estaban las dos, se lo volvió a proponer. La respuesta fue la de siempre, pero dicha con menos convencimiento, y un añadido final: “y además, es imposible”. Esta coletilla final dejó intrigada a Blanca, que se propuso insistir tomando pie de ella. Continuar leyendo “19. El sacramento de la Penitencia”

20. El Sacramento de la Unción de enfermos

Exposición del caso: Tras varias semanas de malestar, llevan por fin los padres de Miguel al abuelo materno de ésta, que vive con ellos, al médico. Miguel nota cierto nerviosismo. Pero la situación parece normalizarse: el abuelo vuelve a casa tras varios días en el hospital. Con todo, Miguel nota cierta afectación cuando tratan con su abuelo. Le parece un poco tonto que le digan cosas como “¡pero si estás maravillosamente bien!”, cuando se le ve pálido y desmejorado. Pero no le da mucha importancia.

Un día, al volver a casa, Miguel se encuentra con su abuelo solo en la sala de estar. Le pregunta cómo está. —”Me estoy muriendo, pero no me lo quieren decir”. —”Vamos, abuelo…” —”Es verdad. Te lo digo a ti porque tú nunca me has engañado. Con ellos no se puede hablar”. Miguel se quedó sin habla, haciendo esfuerzos por no llorar. Luego buscó a su madre, y le preguntó qué pasaba con el abuelo. Intentó decir que nada serio, pero Miguel se le enfrentó, dijo que a él no le engañaba, y que si no se lo decía diría lo que pensaba con voz bien alta. Al final, su madre cedió: el abuelo tenía un cáncer avanzado, con reproducciones por todo el cuerpo, y no había nada que hacer. Continuar leyendo “20. El Sacramento de la Unción de enfermos”

21. El Sacramento del Orden Sacerdotal

Exposición del caso: Una de las costumbres fijas del padre de Marcelino era ver el martes después de cenar un debate televisivo. Él hubiese preferido ver una película en otro canal, pero sabía que era inútil intentarlo, y se quedó al debate con sus padres. El tema de esa noche era “sacerdotes del siglo XXI”, y podía verse en el plató a un obispo y varias personas más. Cuando hicieron las presentaciones, su padre comentó: —”Se ve venir: todos contra el obispo”.

En realidad, salvo un participante que divagaba, así fue. Uno, presentado como teólogo, empezó a hablar de que la jerarquía era una “estructura de poder”, un “resto medieval” y una afrenta a la igualdad de los cristianos en un mundo democratizado. —”Ése dice eso porque a él le han echado” (de su cátedra, Marcelino supo después), comentó su padre. Otro empezó a decir que el celibato obligatorio iba en contra de un derecho fundamental de la persona y privaba del desarrollo afectivo normal de la personalidad. Era un sacerdote secularizado, y su padre, que era médico, comentó: —”Dirá lo que quiera, pero un poco tocado sí se le ve”. Marcelino intervino: —”Papá, pero ése ya no es sacerdote, ¿verdad?” —”No, ya no”. —”Entonces, ¿por qué aparece como si lo siguiera siendo?” —”Bueno, de eso yo no entiendo mucho, pero por lo visto algo siempre queda”. Tomó la palabra una mujer —como teóloga fue presentada— y empezó a defender el sacerdocio femenino: dejar fuera a la mujer sería discriminatorio, privarla de algo a lo que puede tener tanto derecho como un hombre; si una mujer sintiera un impulso hacia el sacerdocio, ¿en virtud de qué se le podría negar el acceso a él? El último participante, sociólogo —”sociólogo y vete a saber qué más”, comentó el padre de Marcelino—, habló de lo que él denominaba “la función sacerdotal en el mundo contemporáneo”: pensaba que el mundo actual era de especialistas, y en ese sentido podía verse al sacerdote como uno más, cumpliendo su función; eso es lo que esperaba el hombre de hoy, y podría ejercerla siendo uno más en la sociedad, sin separaciones que antes tenían su sentido pero ya no. Marcelino pudo ver cómo el obispo se defendía como podía, pero no entendía algunas palabras, y no pudo seguir bien el hilo de su argumentación. Continuar leyendo “21. El Sacramento del Orden Sacerdotal”

22. El Sacramento del Matrimonio

Exposición del caso: A Inmaculada le cayó bien desde el primer momento la novia de su hermano Agustín, Estefanía, cuando la conoció en su casa. Tenía 20 años, sólo uno más que ella. Con quien no se llevaba tan bien era con su hermano: pensaba que “sólo iba a lo suyo”, y era antipático y frío, al menos con ella. Agustín había empezado a trabajar, tras haber terminado su carrera.

Un día Inmaculada se encontró a su madre llorando. Preguntó qué pasaba, y su madre contestó que su hermano se iba a vivir a un apartamento con su novia, sin casarse. Al parecer, todo intento de pararle había resultado inútil. Y, efectivamente, al cabo de unos días se fue. Continuar leyendo “22. El Sacramento del Matrimonio”

23. Ley moral y conciencia

Exposición del caso: Mario tiene quince años, y vive lo que se considera la vida normal de un chico de esa edad, sin particulares problemas. Está contento con su familia, aunque piensa que sus padres limitan bastante sus movimientos y establecen demasiadas reglas. Piensa que ese modo de proceder no es justo, porque sus padres le consideran menor de lo que es, y porque sus amigos tienen más libertad que él. Además, nunca ha dado ningún problema serio en su casa, y cuando pide explicaciones le despachan con alguna frase hecha, muy poco convincente. De todas maneras, aunque se queje, tampoco puede decirse que dramatice esa situación.

Un día estaba en casa de un amigo, y resultó que éste pasaba por un momento de desánimo. Empezaron a hablar de sus problemas, y Mario no se dio cuenta de que se hacía muy tarde ni, hasta pasadas las 11.OO, de que en aquella familia cada uno cenaba por su cuenta y por eso no se avisaba la hora. Volvió a su casa deprisa. Como era de esperar, fue recibido con una fuerte bronca y amenazas de castigos que se le antojaron desproporcionados. Continuar leyendo “23. Ley moral y conciencia”

24. Moralidad de los actos humanos

Exposición del caso: El viernes por la tarde, Lorenzo se reúne con sus amigos para ver una cinta de vídeo. La película resulta ser “El Doctor Zhivago”. La acción se sitúa en la Revolución rusa. La joven protagonista es una chica guapa, buena, con gran corazón, a la que los acontecimientos maltratan despiadadamente: pierde su hogar, sus bienes, se queda sola y desplazada, y perdida en la estepa le alcanza el crudo invierno ruso. En estas circunstancias, encuentra al Dr. Zhivago, el único ser que tiene compasión de ella, y le da abrigo, sustento y cariño. La chica no tarda en enamorarse del apuesto doctor, y viven juntos, aunque de modo intermitente, pues él está casado (con una mujer que no le ha correspondido bien) y ella lo sabe.

El sábado se vuelven a reunir los amigos. Pronto se comprueba que la película les ha impresionado, pues se convierte en el tema de conversación. Se centran sobre todo en la figura de la protagonista. Lorenzo se da cuenta de que las opiniones son muy diversas. Continuar leyendo “24. Moralidad de los actos humanos”

25. Fin último. Filiación divina. Virtudes y dones

Exposición del caso: Concha tiene una amiga, Dori, bastante alejada de la práctica cristiana. Algunas veces ha intentado que cambie, pero no sólo no le hacía caso, sino que parecía enfadarse al oír hablar de esos temas.

Un día, tras estudiar las dos varias horas en casa de Concha, hablan de muchas cosas, y acaban por tratar del sentido de la vida. Concha le dice que nunca ha querido molestar ni ser pelma, sino que habla de esto porque es amiga suya y quiere para ella lo mejor. Le explica que cree de verdad que sólo Dios da sentido a la vida, que estamos hechos para amar a Dios, que es nuestro Padre; que sólo viviendo en gracia y esforzándonos por quererle somos felices; y que, aunque a primera vista sea muy costoso, la ayuda de Dios nunca falta y “al final resulta que no es para tanto”. Continuar leyendo “25. Fin último. Filiación divina. Virtudes y dones”