Alfonso Aguiló, “Llevarse bien”, Hacer Familia nº 299, 1.I.2019

“The Grant Study” es parte de un gran estudio de investigación longitudinal desarrollado a lo largo de más de ochenta años por la Harvard Medical School. Comenzó en 1938 con un grupo de 268 universitarios de segundo año y otro grupo de 456 jóvenes procedentes de los distritos más desfavorecidos de Boston. Durante décadas todos fueron evaluados al menos cada dos años sobre su trabajo, su vida familiar y su salud física y mental. El objetivo era identificar predictores de envejecimiento saludable.

El primer investigador fue George Vaillant, que publicó un primer libro cuando esos dos grupos de personas tenían ya 47 años de edad, y un segundo libro cuando llegaron a los 70 años. Actualmente, ese estudio sigue adelante bajo la dirección del Robert Waldinger, que ha ampliado su investigación a los más de 2.000 hijos que tuvieron esas personas.

Muy pocos estudios se han realizado a lo largo de tanto tiempo, con tanta constancia en los cuestionarios, entrevistas y análisis médicos, indagando en su salud y sus sentimientos de felicidad y satisfacción personal, intentando saber qué es lo que nos mantiene sanos y felices conforme avanzamos en la vida.

¿Qué se ha podido aprender después de tan extensa e intensa investigación? Robert Waldinger lo resume en una famosa TED Talk con 25 millones de visualizaciones y traducida a 45 idiomas. “Si tuviéramos que invertir ahora en lo mejor para nuestro futuro, ¿dónde habría que poner nuestro tiempo y energía?”, se pregunta. La respuesta no parece tener relación con el dinero, la fama o trabajar mucho. La conclusión más clara de todos esos años de estudio es bastante sencilla: las buenas relaciones personales nos hacen más felices y con mejor salud.

Las relaciones humanas nos hacen bien y la soledad nos mata. Las personas con más vínculos con familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… son más felices, más sanas y viven más. En cambio, las personas que están más aisladas se sienten menos felices, tienen peor salud, sus funciones cerebrales decaen antes y viven menos años. O sea, que la soledad es bastante tóxica, y lo malo es que, por ejemplo, en USA ya más de 1 de cada 5 personas viven solas.

Lógicamente, la clave no es solo el número de vínculos sino su calidad. Vivir en un entorno de buenas y cálidas relaciones resulta decisivo para la salud emocional, y también a largo plazo para la salud física. Cuando el grupo de personas del estudio llegaron a los ochenta y tantos años, los investigadores analizaron cómo fue su mediana edad, para ver si podía predecirse quién se convertiría en un octogenario feliz y saludable y quién no. Y no fueron los niveles de colesterol de la mediana edad los que predijeron cómo envejecerían. Fue sobre todo el grado de satisfacción que tenían en sus relaciones. Las personas más satisfechas en sus relaciones a los cincuenta años fueron las de mejor salud a los ochenta. Las relaciones cercanas parecen amortiguar bastantes achaques de nuestro envejecer, y además permiten sobrellevarlos mucho mejor.

Decir que las buenas relaciones personales son buenas para la salud y el bienestar, parece una obviedad. Pero, siendo tan obvio, ¿por qué es tan difícil de lograr y tan fácil de ignorar? Quizá porque no siempre son sencillas, porque cuidar a la familia y a los amigos no siempre es atractivo ni glamuroso, porque hace falta ser muy constante, porque hay que superar la propia comodidad.

Cuando esas personas eran adultos jóvenes creían que lo fundamental era el dinero, la fama y los logros profesionales, pero con el tiempo vieron que no era así. Por ejemplo, las personas más felices en la última etapa del estudio fueron las que al jubilarse supieron reemplazar compañeros de trabajo por nuevos compañeros de ocio.

Escuchamos constantemente que hay que trabajar mucho, que debemos esforzarnos más para lograr más. Pero quizá también debemos esforzarnos en tener más cercanía con las personas, recuperar amistades, dedicar tiempo a amigos y parientes, aprender a gestionar mejor los conflictos que hay en cualquier familia o ambiente profesional, y a olvidar los rencores. Todo eso es sabiduría práctica ancestral sobre cómo construir una vida larga y plena.

Alfonso Aguiló, índice artículos “El carácter”